24h Valencia.

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Cierra el año de la DANA, marcado por lluvias intensas y temperaturas récord.

Cierra el año de la DANA, marcado por lluvias intensas y temperaturas récord.

En el 2024, España ha experimentado su segundo año con menos incendios durante la última década, marcando un hito positivo en la lucha contra el fuego en el país.

Este año climatológico ha estado profundamente influenciado por la DANA que asoló principalmente la región de Valencia, resultando en más de 200 vidas perdidas. Los episodios de lluvia han sido intensos y concentrados en cortos períodos, rompiendo récords de altas temperaturas en diversas áreas del territorio español. A pesar de estas condiciones extremas, el balance general de incendios es notablemente más favorable.

El 29 de octubre de 2024 se registraron lluvias torrenciales que abarcaron varias provincias, como Málaga, Granada y Valencia, entre otras. Las precipitaciones fueron excepcionales, destacando que en Turís (Valencia) se llegó a acumular hasta 720 litros por metro cuadrado en tan solo 12 horas, superando los 772 litros en un día completo. Este evento no solo tuvo un impacto inmediato en el medio ambiente, sino que también puso de relieve la vulnerabilidad de las infraestructuras de la región.

Según datos oficiales, la DANA afectó a un total de 78 municipios, con Valencia siendo la provincia más devastada y acumulando 223 de las 200 víctimas citadas. Castilla-La Mancha y Andalucía también sufrieron sus estragos, aunque en menor medida, reportando siete y una víctima, respectivamente. Este hecho ha impulsado a las autoridades a implementar medidas urgentes de apoyo y recuperación, incluyendo la aprobación de un decreto ley para ayudar a los afectados, convalidado en el Congreso a mediados de diciembre.

El episodio de la DANA ha dejado un curioso contraste en las lluvias del año. Aunque el otoño no se ha caracterizado como un período de máximos históricos, sí ha mostrado un comportamiento irregular: fue el vigésimo más húmedo desde 1961, impulsado por un septiembre muy lluvioso y un octubre con lluvias récord. Sin embargo, noviembre se posicionó como el segundo más seco del siglo XXI. Este fenómeno demuestra la diversidad y la imprevisibilidad climática que afecta al país.

Las precipitaciones en el 2024 han sido desiguales, con un marzo extremadamente lluvioso debido a la borrasca 'Nelson', contrastado por un abril que fue uno de los meses más secos registrados. Asimismo, la primavera se dividió entre regiones que experimentaron abundantes lluvias, como Galicia y algunas áreas de Andalucía, mientras que otros lugares, como la Comunidad Valenciana y Murcia, sufrieron sequías significativas.

De la misma manera, el verano también se presentó como un patchwork de condiciones climáticas, con junio siendo inusitadamente húmedo y un agosto seco, salvo las tormentas asociadas a la DANA que dejaron inundaciones en Menorca. Esta variabilidad climática ha llevado a que el fuego presente un comportamiento inusual, quemando 47.319 hectáreas hasta finales de noviembre, un 45,5% menos que en 2023 y un 52,5% menos que la media de los últimos diez años.

Con un total de 5.953 incendios declarados, un notable 1.702 de ellos fueron conatos sin llegar a afectar considerablemente la vegetación. No obstante, se destacaron 17 grandes incendios forestales, como el devastador episodio en La Estrella (Toledo), que requirió una respuesta significativa de los servicios de emergencia. Esto resalta tanto la vulnerabilidad del ecosistema español ante los cambios climáticos extremos como la capacidad de respuesta mejorada por parte de las autoridades.

Por otro lado, el programa Copernicus ha señalado que 2024 será el año más cálido registrado, superando la barrera de 1,5ºC de calentamiento global. Aemet ha corroborado esta tendencia, revelando que las temperaturas han estado por encima de los niveles históricos, con un notable incremento registrado en todas las estaciones climáticas a nivel nacional.

De hecho, la primavera fue reportada con una temperatura media de 13,1ºC, marcando un incremento de 0,7ºC respecto al promedio entre 1991 y 2020. Similares tendencias se desplazaron hacia el verano y otoño, donde también se registraron temperaturas significativamente elevadas, reflejando una clara y preocupante alza en los patrones térmicos.

Además de los desastres climáticos, el año se vio envolvido en otras controversias medioambientales, como el vertido de pélets que generó una crisis en Galicia, con semanas de limpieza posterior. La Xunta asumió la responsabilidad, señalando que reclamaría a la armadora del buque involucrado una compensación por el coste de la limpieza, una acción que resuena con la creciente conciencia sobre la urgencia de proteger y restaurar nuestros ecosistemas.

En resumen, a pesar de los desafíos que presenta el clima en el 2024, el país ha sabido sortear ciertas adversidades, logrando reducir notablemente los incendios. No obstante, la lucha contra el cambio climático sigue siendo una prioridad indispensable para asegurar un futuro sostenible y saludable.