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Cierra el caso contra los presuntos líderes de una secta en Pobla Tornesa.

Cierra el caso contra los presuntos líderes de una secta en Pobla Tornesa.

CASTELLÓ, 9 de enero. -

La situación judicial en torno a tres individuos acusados de liderar una secta en un chalet de Pobla Tornesa, Castellón, ha dado un giro significativo, ya que el caso ha sido archivado de forma provisional. Esta decisión fue tomada por la magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Castellón, quien consideró que las pruebas recabadas durante la investigación no justificaban la imputación de los delitos que habían originado el comienzo del procedimiento legal.

De acuerdo con lo reportado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), la decisión de la jueza se tomó a finales de julio del año pasado, tras las solicitudes de las defensas de los implicados para que se sobreseyera el caso, una petición a la que la Fiscalía no puso objeción y que ha culminado en el sobreseimiento irrevocable, aunque esta información ha salido a la luz recientemente.

En el contexto de lo que se conoce como la operación 'Avicena', la Guardia Civil había detenido en 2023 a tres personas bajo la acusación de liderar una secta en este chalet en Pobla Tornesa. Los cargos en su contra incluían asociación ilícita, intrusismo laboral, infracciones a la salud pública, agresión sexual y revelación de secretos, siendo entre los arrestados una mujer que se hacía llamar maestra y su esposo, tal y como fue comunicado por la institución policial.

Esta secta, considerada destructiva y encuadrada en el ámbito de las llamadas sectas psicoterapéuticas, se disfrazaba como un grupo de terapia convencional. Según la Guardia Civil, su líder se proclamaba poseedora de la verdad absoluta, presentándose como la única persona capaz de ayudar a sus seguidores a resolver sus problemas personales.

Los denunciados habían estado operando durante varios años desde su residencia en Pobla Tornesa, y sus seguidores, provenientes de distintas partes de España, asistían regularmente a lo que creían eran terapias y rituales chamánicos.

La investigación policial se inició después de que los padres de dos de las supuestas víctimas alertaran sobre este grupo, señalando que algunos afectados que habían logrado escapar estaban dispuestos a denunciar públicamente lo que habían padecido.

Las prácticas dentro de esta secta implicaban rituales chamánicos que incluían el consumo de sustancias psicotrópicas, mezcal y otros alucinógenos, seguidos de desnudos grupales y talleres enfocados en los chakras y terapias sexuales. En algunos casos, estos actos se realizaban sin el consentimiento de las víctimas, quien, mediante técnicas de control mental, eran despojadas de su voluntad y, según denuncias, habrían sido filmadas durante tales rituales, donde también habrían ocurrido presuntos abusos sexuales.

Los rituales y sesiones eran organizados según los dictámenes de la maestra, quien sometía a sus seguidores a un régimen de amenazas y humillaciones, manteniendo un control psicológico que generaba una dependencia emocional a la comunidad, según según las autoridades. Esta alarmante dinámica pone de relieve la necesidad de una reflexión más profunda sobre la vulnerabilidad de aquellos que buscan apoyo y orientación, y el potencial abuso que puede existir en entornos no regulados.