El Ministerio de Sanidad se prepara para desplegar un total de nueve unidades multidisciplinares de salud mental de emergencias (USME) en la Comunitat Valenciana, un movimiento que busca paliar los efectos psicosociales de la reciente dana que ha golpeado a la región. Estas unidades, que iniciarán sus funciones a principios del próximo año, contarán con un equipo de 42 profesionales dedicados a brindar apoyo integral a la población afectada.
La iniciativa fue presentada por la ministra de Sanidad, Mónica García, durante su visita a València, donde destacó la importancia de abordar el bienestar emocional de las comunidades afectadas. La ministra estuvo acompañada por la comisionada de Salud Mental, Belén González, así como por Ana María Tijerino, especialista en salud mental de la OMS Europa, quienes subrayaron la urgencia de implementar este proyecto en las zonas devastadas.
García resaltó que las catástrofes climáticas no solo causan estragos a nivel físico y material, sino que también dejan huellas profundas en la salud mental de las personas. Se estima que el impacto de estas crisis puede duplicar los índices de ansiedad y depresión en la población afectada. Por ello, la ministra enfatizó la necesidad de contar con intervenciones coordinadas que resguarden a los ciudadanos, particularmente en escuelas y comunidades locales.
El objetivo de las USME es contener el daño psicológico desde sus primeras manifestaciones, antes de que se convierta en problemas más severos y crónicos. Para lograrlo, se han diseñado equipos multidisciplinares que incluirán psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales y otros profesionales cuya presencia será vital en función de las características particulares de cada localidad.
Cada unidad contará con cuatro profesionales, además de un psicólogo clínico y un psiquiatra para cada tres unidades. Esta estructura es flexible y podrá adaptarse según las necesidades que se detecten en el terreno. Inicialmente, las USME estarán disponibles por un periodo mínimo de un año, con la posibilidad de extender su operación hasta 15 meses, o incluso más, si la situación lo demanda.
La estrategia de intervención se desarrollará en cuatro niveles escalonados. El primer nivel se centrará en ofrecer primeros auxilios psicológicos inmediatamente después de la crisis. El segundo nivel estará orientado al apoyo comunitario y familiar, con especial atención a los niños y adolescentes. El tercer nivel se dedicará a aquellos que requieran un apoyo personalizado, especialmente vulnerables a las experiencias traumáticas. Finalmente, el cuarto nivel brindará asistencia especializada a quienes presenten cuadros clínicos relacionados con el trauma, asegurando un abordaje completo y efectivo del impacto emocional que ha dejado la dana en la comunidad.
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