Un jurado popular ha declarado culpable de homicidio al hombre acusado de matar a golpes al capataz que se encargaba de cuidar y domar caballos en una finca en la localidad valenciana de Torrent. El acusado, en contra de las pruebas presentadas, negó haber cometido el crimen y afirmó que nunca había tocado a la víctima.
El juicio contra el acusado tuvo lugar la semana pasada en la Audiencia de Valencia, y el jurado popular emitió su veredicto de culpabilidad este martes. Esto refuta la argumentación de la defensa de que la víctima murió a causa de un golpe de calor. Ahora, será el tribunal quien determine la sentencia de prisión correspondiente.
El propietario de la finca de caballos, el acusado, enfrenta una pena de 16 años y 10 meses de prisión por homicidio y otro delito contra la integridad moral, con la circunstancia agravante de abuso de superioridad, según lo solicitado por el ministerio fiscal. Por su parte, la defensa había pedido la absolución argumentando que el acusado no había matado al trabajador, sino que este murió a causa de un golpe de calor dado que la temperatura ese día superaba los 35ºC.
Los hechos ocurrieron el 27 de agosto de 2021. Según la Fiscalía, ese día se produjo una discusión entre el acusado y la víctima por la llave de agua de una de las cuadras, durante la cual el acusado habría golpeado violentamente al fallecido con un palo. Otro trabajador de la finca habría intervenido para detener la pelea, pero el acusado la retomó horas después a pesar de ser consciente de que sus golpes podrían causar la muerte.
Según la fiscal, el acusado solía maltratar verbalmente, insultar, humillar y golpear a la víctima, causándole hematomas y cortes que él mismo se curaba con medicamentos para caballos debido a su temor a acudir al médico por culpa del procesado.
El acusado negó esta versión de los hechos presentada por el ministerio público y alegó en el juicio que la víctima no trabajaba para él, sino que se encontraba acogido en su finca, y negó haberlo matado.
En relación al día de los hechos, declaró que madrugó, salió a desayunar y luego volvió a trabajar a la finca. A mitad de la mañana, vio a la víctima desde lejos, quien a veces presentaba heridas y hematomas, y una cicatriz de un puñetazo. Además, mencionó que él era un hombre mujeriego y con un armario lujoso. Sin embargo, enfatizó: "Nunca lo he tocado".
Durante todo el juicio, el acusado mantuvo su postura, afirmando estar indignado por las acusaciones infundadas en su contra y asegurando que siempre había tratado correctamente a la víctima y nunca la había agredido con palos.