Jefe de Bomberos de València insta a investigar la llegada del agua a las pedanías durante la dana: "Algo ocurrió".
En un escenario de incertidumbre que afecta a la gestión de emergencias, la necesidad de contar con información precisa se vuelve fundamental para afrontar crisis como la vivida el pasado 29 de octubre en València. Esta idea fue expresada con claridad por Enrique Chisbert, inspector jefe del departamento de Bomberos, Prevención, Intervención en Emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de València, en una reciente comparecencia donde abordó las lecciones y desafíos que dejó la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que impactó gravemente a varias pedanías del sur de la ciudad.
Durante su intervención, Chisbert no pudo ofrecer una explicación clara sobre las causas del inusual comportamiento del agua que afectó a localidades como La Torre, Castellar-l'Oliveral y Forn d'Alcedo. Reconoció que el fenómeno se transformó rápidamente de una situación manejable a una crisis incontrolable. “No sé por qué pasó lo que pasó, pero es evidente que es algo que se debe investigar”, manifestó, subrayando que, de haber tenido información más precisa sobre un posible desbordamiento, se hubieran podido tomar medidas preventivas.
El jefe de los bomberos de València enfatizó la imperiosa necesidad de mejorar la obtención de información en situaciones de emergencia. "Si la información que se tiene está llena de incertidumbre, las soluciones también lo estarán", afirmó. Este planteamiento subraya la cruda realidad a la que se enfrentan los responsables de la gestión de emergencias: en estos momentos críticos, la toma de decisiones se basa en la información disponible, y sin datos claros, las decisiones son difícilmente efectivas.
Chisbert reflexionó sobre las enseñanzas que pueden extraerse de grandes emergencias pasadas. Aunque no se comprometió a nuevas normativas, insistió en que es imprescindible adaptar las estrategias de respuesta ante fenómenos meteorológicos extremos, que han superado cualquier previsión anterior, provocando situaciones imprevistas y caóticas.
El inspector reconoció que la incertidumbre en la meteorología actual es alarmantemente alta. "Ni la Agencia Estatal de Meteorología tenía claro el alcance de lo que iba a suceder, y lo supieron con posterioridad", indicó. Esto revela una realidad preocupante: los cuerpos de emergencia deben operar con la información de que disponen, lo cual en ocasiones es insuficiente para hacer frente a lo inesperado.
Frente a este desafío, Chisbert propuso la implementación de tecnologías avanzadas que permitan una respuesta más rápida y fundamentada en futuras emergencias. Habló sobre la instalación de cámaras en puntos estratégicos y la realización de estudios de riesgo altamente específicos para reducir la incertidumbre ante situaciones similares.
Además, el inspector subrayó diferencias significativas entre la riada de 1957 y las recientes inundaciones. Aclaró que la densidad de viviendas con sótanos y la cantidad de vehículos en las calles contribuyeron a la complejidad de la situación actual. "La acumulación de agua y los obstáculos en las vías provocaron azudes y presas que complicaron enormemente la respuesta", lamentó, planteando que este aspecto también necesita un análisis profundo.
Chisbert también hizo hincapié en la importancia de crear una cultura de autoprotegerse entre la ciudadanía. Resaltó que, en situaciones de emergencia, la prioridad debe ser siempre la vida de las personas por encima de los bienes materiales. "Es fundamental que la gente entienda que salvar su vida es la prioridad, incluso antes que tratar de salvar un coche", enfatizó, instando a una mayor concienciación y orientación a la población.
En este sentido, propuso la realización de campañas informativas y charlas sobre qué hacer en situaciones de crisis, subrayando que es una responsabilidad tanto social como institucional. Chisbert manifestó que el Ayuntamiento de València tiene el deber de suministrar esta capacitación a la ciudadanía.
Asimismo, destacó la relevancia de una comunicación adecuada con los servicios de emergencia durante las crisis. Aunque las redes sociales suelen ser un buen medio para notificar incidentes, lamentó que actualmente no exista un sistema efectivo que integre esa información en tiempo real para la toma de decisiones. "En ocasiones, la gente en la calle tiene más información que la que se maneja en las salas de decisión", afirmó, lo que pone de manifiesto una evidente necesidad de modernización y mejora en la gestión de información durante emergencias.
Chisbert también narró con detalle la difícil tarea que enfrentaron los bomberos la noche del 29 de octubre, cuando la primera llamada de emergencia se registró a las 20.04 horas. Al llegar al lugar, los efectivos encontraron una situación desesperada con corrientes de agua arrastrando vehículos y una visibilidad muy reducida. "El riesgo al que se enfrentaron los intervinientes fue altísimo", relató, describiendo el esfuerzo extraordinario realizado para rescatar a quienes se encontraban atrapados.
Pese a las dificultades, el responsable de bomberos elogió la valentía y la dedicación del personal, quienes, incluso con la participación de voluntarios, lograron llevar a cabo más de 40 acciones de rescate ese día, con un número aproximado de mil rescates contabilizados hasta el momento, aunque aseguró que el total podría ser mucho mayor.
Finalmente, Chisbert celebró la activación anticipada del protocolo de emergencia por parte del Ayuntamiento, lo que permitió una respuesta coordinada y efectiva a la crisis; un hecho que habla del compromiso de los servicios públicos a pesar de la incertidumbre presente. Ante el desafío que plantea el clima actual, la inversión en información y tecnología se presenta como un camino necesario para proteger a la ciudadanía y reducir los efectos devastadores de futuras emergencias.
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