Madre del niño asesinado en Sueca narró un angustiante tormento: intento de agresión sexual y vejaciones
En el juicio que se lleva a cabo en la Audiencia de Valencia por el asesinato del niño de 11 años en la localidad de Sueca, familiares de la madre han descrito el largo historial de maltrato al que fue sometida. Según las declaraciones de dos primas de la mujer, el padre del menor la menospreciaba, la llamaba gorda, perra y en una ocasión intentó violarla con un cuchillo en el cuello. Esta trágica situación demuestra la urgente necesidad de hacer frente a la violencia de género y proteger a las mujeres víctimas de maltrato.
La declaración del acusado durante el juicio no ha dejado lugar a dudas sobre su culpabilidad. Aunque afirmó estar ebrio en el momento del crimen, testigos han asegurado que nunca lo vieron bajo los efectos del alcohol. El hombre confesó haber apuñalado a su hijo múltiples veces tras una discusión y llegó incluso a culpar a su expareja por divorciarse de él. Estas declaraciones muestran la necesidad de tomar medidas para prevenir y castigar estos actos de violencia machista.
En el juicio, se ha dado voz a testigos que han relatado las constantes humillaciones y maltratos que la madre del niño sufrió a manos del acusado. Una de las primas ha afirmado que el hombre menospreciaba a su familiar e imponía que la familia solo podía ver TV3 en catalán. Este testimonio ha sido interrumpido por la presidenta del tribunal, quien ha pedido que se ceñiera a los hechos sin entrar en detalles irrelevantes. Sin embargo, es importante señalar cómo el sistema judicial privilegia la objetividad, dejando de lado las emociones y el contexto de violencia que rodea a estos crímenes.
Las primas han relatado escenas en las que el acusado mostraba su envidia hacia la felicidad de la madre del menor. En una ocasión, durante la boda de una de ellas, el hombre forcejeó con su exmujer para sacarla del lugar donde se encontraba divirtiéndose. Estos actos de control y dominación evidencian la naturaleza abusiva y tóxica de la relación.
Otras testigos, amigas de la mujer, han corroborado el comportamiento agresivo y despreciativo del acusado. Una de ellas ha afirmado que él trataba a la mujer como una criada, menospreciándola constantemente y prohibiéndole relacionarse con su círculo de amigas. Estos testimonios muestran el control y la violencia psicológica a la que fue sometida la madre del niño.
Es fundamental que este caso no quede impune y que se haga justicia. La prisión permanente revisable es una medida necesaria para garantizar que estos criminales no vuelvan a poner en peligro la vida de otras mujeres y niños. Además, es urgente que se implementen políticas y recursos para prevenir y abordar la violencia machista, así como para apoyar a las víctimas y garantizar su seguridad.
En última instancia, este trágico caso refuerza la necesidad de seguir luchando contra la violencia de género en todas sus formas. No podemos permitir que más mujeres y niños pierdan la vida a manos de sus agresores. Es responsabilidad de la sociedad y el Estado tomar medidas efectivas para poner fin a esta violencia y construir un futuro más seguro y igualitario para todos.
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