La Guerra de Sucesión española fue un conflicto que se prolongó entre 1701 y 1714, y que tuvo como objetivo principal la disputa por el trono de España. En este contexto, Valencia se vio inmersa en una serie de batallas y enfrentamientos que marcaron su historia para siempre.
Tras la victoria de las tropas borbónicas en la Batalla de Almansa en 1707, Felipe V impuso los Decretos de Nueva Planta en el Reino de Valencia. Estas medidas tenían como objetivo centralizar el poder en la corona, limitando las atribuciones de las instituciones locales y eliminando los fueros y privilegios que habían sido otorgados a la ciudad durante siglos.
A pesar de la imposición de los Decretos de Nueva Planta, Valencia se mantuvo firme en su resistencia. La ciudad no aceptó de buen grado las medidas impuestas por el nuevo monarca y se posicionó en contra de su autoridad.
La resistencia a los Decretos de Nueva Planta también contó con el apoyo de la aristocracia y el clero valenciano. Estas élites se posicionaron en contra de las medidas centralizadoras del monarca borbónico y apoyaron activamente la causa de la resistencia.
A pesar de la valiente resistencia de Valencia, los Decretos de Nueva Planta lograron imponerse en la ciudad y en el resto de los territorios de la corona de Aragón. La autoridad centralizada del monarca borbónico se consolidó y los antiguos fueros y privilegios fueron abolidos definitivamente.
A pesar de la derrota, la resistencia de Valencia a los Decretos de Nueva Planta dejó un legado de lucha y dignidad que perdura hasta nuestros días. La ciudad demostró su valentía y su compromiso con la defensa de sus derechos históricos, y su ejemplo sigue siendo recordado y celebrado por los valencianos.