En el contexto de la Guerra de Sucesión Española, uno de los eventos más significativos para la historia de Valencia fue la abolición de los fueros valencianos a través de los Decretos de Nueva Planta. Este fue un período de gran transformación política y legal que tuvo repercusiones duraderas en la sociedad valenciana.
Los fueros valencianos eran un conjunto de leyes y privilegios otorgados a la ciudad de Valencia y su territorio durante la época medieval. Estos fueros garantizaban una cierta autonomía y autogobierno a la ciudad, lo que la diferenciaba de otras regiones de España.
Sin embargo, con el estallido de la Guerra de Sucesión Española en 1701, Valencia se vio implicada en el conflicto entre las casas de Borbón y Austria por el trono de España. Este conflicto tuvo graves consecuencias para la ciudad y su territorio, llevando a la pérdida de sus fueros y a la imposición de los Decretos de Nueva Planta por parte de la monarquía borbónica.
Los Decretos de Nueva Planta fueron una serie de disposiciones emitidas por el rey Felipe V después de la victoria de las fuerzas borbónicas en la Guerra de Sucesión. Estos decretos tenían como objetivo centralizar el poder en la corona y abolir los fueros y privilegios de las regiones que habían apoyado a la casa de Austria, como era el caso de Valencia.
La abolición de los fueros valencianos tuvo un impacto devastador en la ciudad y su territorio. Se eliminaron las instituciones locales de autogobierno y se impuso un nuevo sistema administrativo centralizado, que redujo la influencia de los valencianos en la toma de decisiones políticas.
Además, se estableció el castellano como la única lengua oficial en todos los documentos y procedimientos legales, lo que supuso un duro golpe para la lengua y la cultura valenciana.
La abolición de los fueros y la imposición de los Decretos de Nueva Planta generaron un profundo malestar en la sociedad valenciana. Hubo protestas y revueltas en la ciudad, así como resistencia a las nuevas medidas impuestas por la monarquía borbónica.
La élite local, que había perdido sus privilegios y poder político, se vio especialmente afectada por los decretos y trató de resistir su implementación. Sin embargo, la represión por parte de las autoridades borbónicas fue implacable, lo que llevó a la sumisión de la ciudad a las nuevas leyes dictadas desde la corona.
Los Decretos de Nueva Planta marcaron el fin de una era de autonomía y autogobierno en Valencia. La ciudad se integró completamente en el sistema administrativo centralizado de la monarquía borbónica, perdiendo gran parte de su identidad y poder político.
Este período de centralización y uniformidad administrativa tuvo consecuencias a largo plazo para la sociedad valenciana, que se vio obligada a adaptarse a un nuevo orden político y legal impuesto desde Madrid. La influencia valenciana en los asuntos del estado se redujo drásticamente, marcando el comienzo de una nueva etapa en la historia de la ciudad.
En definitiva, la abolición de los fueros valencianos a través de los Decretos de Nueva Planta fue un evento trascendental en la historia de Valencia. Marcó el fin de una era de autonomía y autogobierno, y significó la pérdida de privilegios y poder para la sociedad valenciana.
A pesar de la resistencia y las protestas, la implementación de los decretos representó un cambio radical en la estructura política y legal de la ciudad, que tuvo consecuencias duraderas en su desarrollo futuro. Los Decretos de Nueva Planta dejaron un legado de centralización y uniformidad administrativa que perduró a lo largo de los siglos, configurando la identidad y el devenir de Valencia hasta la actualidad.