La joven que fue víctima de la violación grupal en la localidad valenciana de La Vall d'Albaida ha compartido su experiencia en el juicio, revelando que no tenía plena conciencia de lo que sucedía en aquel momento. En sus declaraciones, la adolescente, ahora de 19 años, enfatizó que las copas que le habían ofrecido alteraron su capacidad de respuesta, dejándola sin fuerzas para gritar o escapar: "No tenía fuerzas para nada", comentó.

Los hechos, ocurridos en una fiesta de cumpleaños en 2020 cuando ella tenía solamente 14 años, involucran al menos a 15 hombres en lo que se ha catalogado como un caso de agresión sexual en grupo. Sin embargo, hasta el momento, no todos los presuntos agresores han sido identificados. Cuatro jóvenes se encuentran en el banquillo acusados de violar a esta menor.

El juicio comenzó el pasado martes en la Sección Quinta de la Audiencia provincial de Valencia, con sendas expectativas de que finalice el 3 de junio con la presentación de pruebas y las declaraciones de los acusados, quienes solicitaron declarar al final del proceso. La joven, representada por el abogado Juan Molpeceres, presenta una perspectiva crítica de aquel día, subrayando que su estado de embriaguez le impidió tomar decisiones racionales.

La Fiscalía ha solicitado penas severas para los acusados: uno de ellos enfrenta una posible sentencia de 24 años de prisión por múltiples delitos de abuso sexual, mientras que otros dos podrían recibir 12 años por el mismo delito y un cuarto acusado, 5 años por corrupción de menores. Esta información se ha dado a conocer a través de la calificación fiscal citada por Europa Press.

Durante el juicio, la presidenta del tribunal solicitó respeto en el tratamiento de la víctima, a quien se le advirtió que podría tener que revivir momentos dolorosos al recordar los eventos. Con lágrimas en los ojos, la joven relató las agresiones sufridas el 27 de septiembre de 2020 en un área conocida como El Salido, donde se encontraba junto a sus amigas celebrando un cumpleaños. Ella expresó su miedo a denunciar, temerosa del juicio social en un pueblo pequeño donde las habladurías pueden ser crueles.

Los agentes de la Guardia Civil que investigaron el caso también testificaron, exponiendo que la ignominia podría haber involucrado a hasta 15 personas, aunque todas no han podido ser localizadas. Los investigadores señalaron que la conducta de los acusados parecía organizada, comportándose como si hubiese un plan premeditado para llevar a cabo la agresión.

Además, los señalamientos hacia la víctima por parte de los testigos han suscitado preocupación, describiéndola como "inmadura" y "con poca autoestima". Se hizo énfasis en su juventud, subrayando que ella trató de restar importancia a lo sucedido, e incluso intentó disculpar a alguno de los agresores. A medida que fue dialogando con otras personas, fue capaz de admitir que "no sabía lo que hacía" y comenzó a sospechar que podía haber sido víctima de una manipulación en su bebida.